En el Siglo VI a C. Denia (Alicante) ya producía vino, concretamente en el alto de Benimaquía existe uno de los poblados y lagares más antiguos de Europa. Su ubicación estratégica en el Mediterráneo Occidental, lugar de tránsito y de encuentros, se convirtió en un elemento clave del desarrollo de los vinos de Alicante. Posiblemente, fueron los fenicios quienes introdujeron la vid en la provincia. Posteriormente, los romanos fueron grandes cultivadores.
El siglo XIX se convierte en el siglo de oro de la producción vitivinícola alicantina. El oidium primero y la filoxera después arrasan los viñedos franceses y se firma un tratado comercial preferencial con este país que supone un auge increíble para los vinos de Alicante. Prácticamente, todos los pueblos contaban con viñedos, y se crea en Cocentaina (Alicante) la primera estación enológica de España.
En el siglo XX la viticultura alicantina entra en recesión, pues cambia el modelo productivo de la provincia, optándose por otros cultivos más rentables. Sin embargo, en el año 1932 se crea la “Denominación de Origen Alicante” y se consolidan los vinos.
Enrique Mendoza apostó en sus inicios por las variedades foráneas, pero su arraigo al territorio ha hecho una parada en la variedad autóctona Monastrell.
La Finca El Chaconero está considera ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) debido a su importancia ambiental, se trata de una superficie protegida incluida en la Red Natura 2000 de la Unión Europea.
A 2 Km encontramos las Lagunas de Villena, Espacio Natural Protegido que permite la observación de distintas especies a lo largo del año como son los Chorlitejos chicos, Cigüeñuelas, Buitrones, Alcaudones Reales, Terrenas marismeñas, Collalbas rubias o Abejarucos.
Obsesión por la excelencia
La excelencia no lo consideran como algo de superior calidad sino como el tratamiento de respeto que se da a las personas, al paisaje y a su territorio.
Enrique Mendoza es miembro de Grandes Pagos de España, una asociación sin ánimo de lucro que reúne a más de 30 prestigiosas bodegas de todo el territorio nacional con una máxima común: elaborar vinos excelentes en armonía con el suelo, la naturaleza y el clima de cada viñedo.
Una bodega que cree firmemente en la elaboración de vinos con gran personalidad, que expresen en cada botella lo mejor de cada territorio y en el viñedo perfectamente integrados en el ecosistema.